jueves, 22 de noviembre de 2012

justificacion


Uno de los problemas centrales para proponer este proyecto de reforestación es ver cómo nuestro centro escolar, a pesar de contar con un terreno de dimensiones considerables, se encuentra prácticamente desértico por la falta de interés de cada uno de los entes de la comunidad educativa; de igual forma se tala y se quema muchos árboles los cuales se encuentran cerca a los nacimientos de agua y afectan directamente a la producción de la misma, tanto para la escuela como para cada uno de los habitantes de la misma vereda.
Por lo general, como seres humanos, propensos a la adaptación, nos acostumbramos a vivir de la forma en la que está establecida, sin embargo, como docentes comprometidos con nuestra profesión tenemos la obligación de transformar nuestro entorno laboral para hacerlo más confortable para todos los actores del proceso educativo.
Debemos tener la suficiente visión para constatar que el centro escolar es el lugar donde los maestros y alumnos pasamos la mayor parte de nuestro tiempo activo del día, por lo que tenerlo en las mejores condiciones posibles debe ser una premisa fundamental.
Es verdad que el proponer una transformación, por mínima que sea, se encuentra casi siempre con la oposición que provocan las inercias propias del seguir siempre haciendo lo mismo, con las tradicionales oposiciones al cambio; sin embargo, es justamente ahí donde los docentes verdaderamente comprometidos con la educación tenemos que incidir, siempre de la mejor manera posible.
Este proyecto no es sólo en cuanto a un hecho concreto de plantación de árboles, sino que pretendemos que sea un pretexto para hacer cambios radicales en la forma de trabajar y de ver nuestro espacio laboral y de servicio a la comunidad.
No se pretende, con el presente proyecto transformar sólo la imagen física del centro escolar, sino que pretendemos que trascienda para buscar provocar una actitud reflexiva de nuestros alumnos y de la totalidad del colectivo escolar hacia formas mejores de convivencia del hombre con la naturaleza, aprovechando, a la vez, el pretexto de la reforestación para el establecimiento y la consolidación de valores en nuestros alumnos, entendiendo que sólo con estudiantes consientes de su realidad podrán cambiar sus perspectivas, toda vez que la mayoría de nuestros alumnos son de nivel económico de mínima subsistencia.
No se pretende hacer sentir a nuestros estudiantes que de los árboles pueden forjar su futuro económico, sino que reconozcan que son parte de una problemática social y que desde su contexto, sí pueden hacer algo positivo y permanente por nuestro mundo.
En síntesis, queremos hacer que nuestros alumnos dejen de sentirse espectadores de un mundo en transformación, o quizá en franca destrucción, para convertirse en actores que pueden participar de manera activa en el acontecer social.

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